Paulino de Quevedo es el hermano pequeño de otro de nuestros restaurantes clásicos recomendados en Madrid, Casa Paulino.

El local está muy bien distribuido y ha sido un gran acierto crear una zona de barra en la entrada que nos permite disfrutar de unas maravillosas tapas con pinchos de calidad. Además dispone de un salón bastante amplio donde comer o cenar tranquilamente, separado de la barra con una bonita bodega en mitad del pasillo.

La comida sigue la línea del otro restaurante, con pequeños toques más vanguardistas, cocina tradicional con toques personalizados y donde destacamos la calidad de sus productos. Se nota el esfuerzo por mantenerse en lo alto generación tras generación.

Destacamos los platos tradicionales como los callos, las alcachofas con pulpo, el cochinillo confitado y el pastel de morcilla, entre otros. La bodega no es demasiado amplia pero sí destaca por su diversidad y los precios contenidos. La mayor parte de sus vinos rondan 15/25 euros.

Además disponen de un menú express de barra que consiste en un pincho a elegir, un plato principal, una bebida y café por 8,90 euros.

El servicio es correcto y el único inconveniente que ponemos es que aparcar en la zona es muy complicado y aunque dispone de un parking concertado las 2 primeras horas pero, si se puede, mejor utilizar el servicio público.