Como su propio nombre nos puede hacer presuponer, estamos ante el primer bar que abrió, allá por el 1984, en el Polígono de San Cristobal. Lo hizo de la mano de Isabel, quien sigue regentando el negocio con sus hijos Mario y Alejandro, en una anterior ubicación dando de almorzar a trabajadores en calles en las que aún no había luz ni semáforos, en un polígono bastante diferente al que conocemos hoy en día.

En 1988 se trasladó ya a su actual local manteniendo por un lado las míticas raciones de cocina tradicional que la han hecho mantenerse como un referente en San Cristóbal estos 33 años (oreja, callos, mejillones, croquetas, tortillas, torreznos…) y, por otro lado, haciendo guiños a cocina más elaborada tras la incorporación de su hijo Alejandro a los fogones con platos como las carrilleras al vino tinto con miel, la croqueta de morcilla con piñones (Finalista del Concurso de Croquetas Ciudad de Valladolid 2017)…etc

La especialidad de la casa, la oreja en todas sus elaboraciones (rebozada, a la gallega, en salsa de tomate….). Nosotros hemos escogido como “Imprescindible” la rebozada, con punto de sal y pimentón al gusto del cliente, que está literalmente para llorar.