Con Amparo Rodríguez al mando de la cocina, esta cueva restaurante guarda, tanto en sus platos como en el ambiente, el encanto y personalidad de sus dueños, con un toque diferente a las bodegas de la zona.

Las diferentes salas y la cueva de vinos son espectaculares y el acceso fácil, merece la pena solo la visita. El sitio está envuelto de magia, misterio y tradición, con diferentes espacios para cada ocasión (cenas íntimas, de empresa, comidas y reuniones familiares…) donde la decoración y la música ambiental hace que parezca que estás en otro lugar.

Su comida se basa en una cocina elaborada, rica y abundante con una buena relación calidad-precio, con carta muy variada y productos excelentes de temporada. Destacamos la buena carne a la piedra, el solomillo de ciervo, la cecina de vaca y los platos de ingredientes tradicionales mezclados con modernidad. Especial mención queremos hacer de sus postres y los vinos de la tierra.

En resumen, buena comida, bien amenizada y excelente servicio. Un sitio ideal para dejar sorprenderte o que sorprendas.