Una de las cosas más sorprendentes de la Lobita es el aspecto que presenta desde fuera y su ubicación, en el pueblo de Navaleno, una localidad no especialmente atractiva pero que sin embargo está rodeada de naturaleza, ideal para obtener la mejor materia prima.
Los platos de La Lobita se distinguen por su compleja elaboración, donde se mezclan texturas y sabores, y sus bonitos emplatados. Un ejemplo de ello es el tronco de cuajada de boletus garrapiñada, musgo de pistacho, gominola de pino, helado de tomillo y coulis de sugus y moras; o el bacalao ‘por partes’, donde juegan con tres elaboraciones distintas. La carta también presenta elaboraciones más sencillas, como la ensalada de jamón ibérico con mouse de foie, frutos secos tostados y helado de vinagre de Módena, ¡una delicia!
No dudes en preguntar al sumiller por los mejores maridajes para acompañar el menú, la fusión cocina- sala es perfecta y además de vinos, ofrecen una cuidada selección de cervezas artesanales sorianas.
La relación calidad precio es justa, teniendo en cuenta la complejidad de la elaboración de los platos, y el trato es excelente.