Situado justo delante del Parc de l’Espanya Industrial, el Petit Pau es un pequeño local que apenas puede albergar a 16 comensales, decorado con muy buen gusto y una cocina abierta que permite crear un ambiente de complicidad entre las dos personas que gestionan el negocio (Pau y Marc) y sus clientes. Marc se encarga de los fogones mientras que Pau acomoda con una amabilidad exquisita a sus invitados.
Es importante reservar con bastante antelación ya que tiene lista de espera por la fama que ha ido adquiriendo los últimos años.
Al ser sólo dos personas las que asumen todo el peso del local, cuentan con dos turnos de cocina. No ofrecen menú sino una carta que se limita a 6 primeros y 6 segundos. Aun así a nosotros nos costó bastante decidirnos porque tiene todo una pinta buenísima. Podemos decir que su cocina se basa en una reinterpretación o puesta al día de la cocina tradicional catalana, una especie de pequeño bistrot a la catalana.
El precio medio a la carta puede ser de 30-32 euros. Muy buena relación calidad-precio y con raciones generosas en cantidad y calidad.
Nos encantó la original berenjena con el toque de cacahuete y el magret de pato con su plancha de bizcocho aderezado con bayas de enebro y corteza de naranja con su reducción de salsa de naranja. Para el postre nos sacaron un carrito con su bizcochito de pasta flora y cerezas, un merengue de limón para caerse directamente de la silla y una perdición de chocolate negro que quitaba los sentidos.
En resumen, un festival de sabor, creación, presentación y delicada atención por parte de este tándem perfecto que conforman nuestro querido Pau y ese cocinero magnífico, Marc, que vive entre fogones.